Chalco es un municipio mexicano, de larguísima historia, situado en el tercio sur del país. Se trata de una ciudad próspera, bien comunicada gracias a una correcta red de carreteras y que cuenta con una población de 168.720 habitantes, según datos de la Organización de las Naciones Unudas (ONU) correspondientes al año 2010.
Tiene la peculiaridad de poseer cuatro tipos diferentes de clima, aunque todos ellos se caracterizan por una gran humedad, con abundantes lluvias que tienen lugar, sobre todo, en los meses de verano.
Constituida en torno a una arteria principal a partir de la cual se definen extensas parcelas con distribución en retícula (más o menos perfecta), Chalco se divisa desde lo lejos como un conjunto de edificios pequeños situado en el fondo de un frondoso valle, rodeado de vegetación.
Al igual que en la mayoría de las ciudades mexicanas, el emplazamiento principal de Chalco es su plaza, donde destaca la iglesia, en concreto la catedral de Santiago Apóstol. Se trata de un edificio de alto interés arquitectónico por el mestizaje que destila, pues combina una aproximación a la espadaña (típica y exclusiva del arte español) con una cúpula posterior. Junto a la portada, y extendiéndose hacia la urbe, se encuentran unos magníficos jardines dispuestos en parterres, con estatuas en los extremos, testimonio fiel de las abundantes precipitaciones debido a su refrescante verdor.
La estética de la ciudad resulta muy colorista. A las paredes blancas típicas del lugar se unen acabados en las fachadas que juegan con el rojo, el naranja, el amarillo o el turquesa, lo que dota a Chalco de un espíritu especial, una alegría recatada y contagiosa.