El municipio de Cuautitlán -en náhuatl, “lugar entre los árboles”- pertenece al estado de México. Hoy día, aquel silvestre lugar entre los árboles ha dado lugar a una ciudad de más de 150.000 habitantes que recibe inmigrantes de manera constante; muchos de ellos, en busca de trabajo en alguna de las crecientes industrias que se han establecido en este municipio. Para evitar la confusión con Cuautitlán Izcalli -un desprendimiento del originario Cuautitlán- algunos lo nombran como Cuautitlán de Romero Rubio o, directamente, Cuautitlán México.
Los monjes franciscanos fueron quienes, allá por el 1500, evangelizaron este territorio habitado por los indígenas chichimecas y después por los nahuas. Allí fundaron el Convento de San Buenaventura, exactamente donde hoy se encuentra la Catedral de Cuautitlán. Hacia 1930 se da inicio a la urbanización de la zona que, a pesar de haberse iniciado en la explotación agrícola, prontamente fue ganada por la industria.
Cuautitlán es un municipio que posee numerosos medios de transporte, entre ellos diferentes líneas de autobuses y un confortable y seguro servicio ferroviario, ofrecido por el Ferrocarril Suburbano del Valle de México. Cuenta también con un sólido sistema de salud y una interesante oferta educativa, muy apreciados por las personas que ven a Cuautitlán como el lugar ideal para establecerse definitivamente.
La actividad comercial -que se manifiesta a pleno en los dos grandes mercados públicos de Cuautitlán- es de vital importancia; en el mercado de Dos Ríos, por ejemplo, se acostumbra a la compraventa directa entre productores y consumidores. Por supuesto, los cuatro grandes centros comerciales de Plaza La Joya, Plaza La Vía, Plaza Centella y Plaza La Estación constituyen un punto de reunión para todos los cuatitlanenses. En cuanto a la movida cultural, la Casa de la Cultura Luis Nishizawa cubre perfectamente la demanda de este tipo de actividades.